Gabriel Meza
Rostros sin nombre; personas
que perdieron su identidad mientras buscaban oportunidades de progreso, de
mejoramiento. El “chemo” (pegamento industrial) es la base de esta sociedad.
Son los olvidados, quienes para burlar el hambre prefieren viajar por el valle
de otras realidades; algunas veces un viaje sin retorno. Tal es la quimera a su
inmundicia. Es el alimento para su esencia... y que evolucionará a una ausencia
de nuestras historias. No importa, vale la pena…
Se trata de Sebastián
Vizcaíno; allí habitan los abandonados del sistema, seres que no encontraron
una oportunidad en Baja California Sur y no pudieron regresar a sus estados de
origen. Prefirieron seguir viajando entre basura —término que también
se aplica para calificarlos—. Los “tahualilas” (nombre despectivo que
utilizan en la entidad para describirlos) se unen para conseguir unos pesos y
así poder comprar un poco de resistol a fin de inhalar felicidad. Vinieron a
trabajar, pero no consiguieron nada.
Todas las tardes se les puede
ver con una botella; sentados sobre montículos y, en varias ocasiones, tratados
como criminales: peor que animales, incluso se convierten en un espectáculo
para los lugareños. “Ahí van los chuntaros”, gritan. Para
muchos son la oscuridad que cayó sobre esa comunidad. Y es que tienen que
volver a la “civilización” a conseguir el dinero para mantener su vicio; a
veces tienen que robar cuando les es negada una moneda con la cual consiguen un
poco de bienestar, proveniente del solvente amarillo.
El efecto es rápido, después
de unos minutos de aspirado empieza un periodo de ligereza y euforia, así como
de alteraciones del lenguaje, debilidad muscular, oscilación involuntaria
de los ojos, delirios y ocasionalmente alucinaciones con conductas alteradas.
Tímidos, viejos y jóvenes
muestran asombro por el interés de un fotógrafo quien toma algunas imágenes de
estos. Han robado, mendigado; aunque también han sido víctimas de brutales
agresiones por parte de agentes policiales. Ninguno se atreve a decir su
nombre. Desconfían. Son cerca de 20 personas habitando en el basurero a merced
de innumerables enfermedades. Este grupo de gente es una clara evidencia de
cómo sigue olvidado el municipio de Mulegé; y pese a ello, el gobierno de Baja
California Sur ostenta el tercer lugar en desarrollo humano, según lo señala la
Investigación en Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD).
En Guerrero Negro, la
drogadicción y la violencia van en aumento. Los programas de los tres niveles
de gobierno no alcanzan. Esto es un claro ejemplo de la necesidad de sacar
adelante políticas públicas, sociales y reales, que no sólo sean un parche
momentáneo a la realidad... una realidad que sí existe y que muchas veces
ignoramos.
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