miércoles, 12 de junio de 2013

Extranjeros señalan abuso de poder de policías en Los Cabos

Gabriel Meza


Para los turistas extranjeros, no todo es alegría y diversión en Los Cabos. Una pareja oriunda de Amarillo, Texas, narró una horrible experiencia con agentes –no se detalla si son municipales, estatales o ministeriales– quienes extorsionaron y privaron de su libertad a los visitantes.

La última noche de la pareja –prefirieron esconder su identidad– disfrutaban de los antros de moda en Cabo San Lucas. Estuvieron desde el 23 hasta el 27 de mayo de este año, acompañados de seis amigos, todos ellos jóvenes, de 25 a 26 años.

Los novios –hospedados en el hotel Estancia Real­– decidieron separarse del grupo para conseguir algo de comer. Se detuvieron en una taquería cerca del club nocturno Fahrenheit. Mientras esperaban –relata la mujer– un hombre se les acercó a ellos. Lo describió como un hombre calvo mexicano, con barba, complexión robusta y que hablaba inglés perfectamente.

“Nos sentamos a la mesa para comer, ya estábamos terminando, él se acerca y nos pregunta si disfrutamos de los tacos; luego sigue con una oferta de venta de drogas. Nos negamos y empezamos a alejarnos, él continúa atrás de nosotros, tratando de intimidarnos, insistiendo que le compremos. Seguimos caminando lejos de él. Se enoja, saca su celular y mientras nos sigue”, expresó en un largo texto, que también publicó en tripadvisor.com.

Al tratar de huir de la persona, decidieron ingresar al Fahrenheit. Se escondieron en los baños y cuando salieron, un policía –sin identificarse– detuvo al novio de la joven. Enseguida le ordenó que ingresara a la patrulla, no sin antes preguntar si había comprado drogas.

Lo negaron. Pesé a ello, los subieron y el temor comenzó a fluir en ellos. La texana recalcó que su padre es mexicano y conoce el modo de operar de las corporaciones mexicanas. Intentó dialogar para obtener una respuesta. Nada.

Minutos después, le preguntaron al elemento policiaco si quería dinero: “Sólo tenemos 100 dólares cada uno”. Pero el agente los rechazó.

“Mi novio les pregunta qué quieren de nosotros, sabe que eso está mal. ¿Dinero? Nos  preguntan cuánto tenemos, y teníamos 100 dólares cada uno, un policía mueve la cabeza: no', lo que implica que no era suficiente”, explicó la mujer.

Desesperada, comenzó a orar e imaginarse lo peor. "Entonces de la nada, el policía sentado junto a mí, que no ha dicho una sola palabra en todo este tiempo, dice: 'hay que tomar el dinero y dejarlos ir. No tienen nada más, son jóvenes'. Nos dejaron en la calle oscura y regresamos al hotel”.

Una vez en su país, inconforme con el trato, la mujer escribió la información con la intención de no solapar más acciones de los elementos policiacos en Los Cabos. 

“Mientras que la mayoría de los policías mexicanos son sucios cabrones, entiendo que hay policías de verdad y honestos, que quieren deshacerse de estos malos elementos que les dan una mala fama”, expresó la mujer.

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